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LUIS ECHEVERRÍA, EL PRESIDENTE VILLANO CUMPLIÓ 100 AÑOS; EN 12 AÑOS DE PODER SACUDIÓ A MÉXICO

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Caprichoso, truculento, autoritario, terco y reacio ante la crítica, ególatra y todo cuanto se le quiera atribuir, no bastan para describir a Luis Echeverría Álvarez, personaje de la política nacional que el lunes 17 de enero cumplió 100 años de edad.

Durante doce años, de 1964 a 1976, estuvo en el núcleo del poder y fue un hombre clave en hechos históricos como la Masacre de Tlatelolco (1968), El Halconazo (1971) y la Guerra Sucia (1975), que sacudieron a México y lo cambiaron para siempre.

Echeverría Álvarez es el expresidente de México que ha vivido más en la historia del país —atrás de él están Porfirio Díaz (85) y José López Portillo (84)—; de esos 100 años, 45 los ha vivido como extitular del Ejecutivo federal. Abrazó la idea de ser un líder mundial con la Carta Deberes y Derechos Económicos de los Estados; ganar el Premio Nobel, encabezar a la ONU. No se conoce si escribió sus memorias, si lo hizo aún no son públicas.

Es el único expresidente mexicano que ha sido sujeto a proceso penal y con prisión domiciliaria por más de dos años. Ambos hechos por las investigaciones sobre Tlatelolco y El Halconazo, en 2006.

Profundo admirador del general Lázaro Cárdenas, Echeverría intentó que su gobierno reeditara el nacionalismo de la revolución social, que heredó el PRI, su partido. Aunque sus críticos lo señalan con más tintes de populismo. Benito Juárez, Venustiano Carranza e Isidro Favela, también son próceres del expresidente.

Entre la clase política fue impulsor de la moda para usar guayaberas como ropa casual, que se sigue hasta nuestros días. Su gusto por las artesanías mexicanas, de colores chillones, fue una característica de Luis Echeverría, el joven de la colonia Del Valle de la Ciudad de México que, a los 17 años de edad, pensaba en ser Presidente de México, objetivo que consiguió 31 años después.

Echeverría fue el presidente número 57 de México —sin ningún cargo de elección popular previo— entre 1970 y 1976. Antes, secretario de Gobernación en la administración del presidente Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), quien el 17 de diciembre de 1958, cuando por orden del presidente Adolfo López Mateos, Díaz Ordaz, titular de Gobernación, le dio posesión como subsecretario de Gobernación; Echeverría lo llamó “respetado amigo”, aunque en su vida solamente lo había saludado una vez y Díaz Ordaz ni lo recordaba.

Hizo sus pininos como periodista, aunque ha sido señalado como un represor de la libertad de expresión, incluyendo el llamado golpe a Excélsior, el 8 de julio de 1976.

SE DESLINDÓ DE TLATELOLCO

Como responsable de la política interior de México, a Echeverría le correspondía operar lo relacionado con el Movimiento Estudiantil de 1968, que inició el 22 de julio de ese año por un pleito entre las pandillas de Los Araños y los Ciudadelos y llegó a su clímax el 2 de octubre siguiente en la Plaza de la Tres Culturas de Tlatelolco, con consecuencias históricas de carácter político y social que modificó la estructura del régimen priista.

Echeverría afirmó más de una vez, que el Movimiento Estudiantil era un caso de la administración local del Departamento del Distrito Federal (actualmente gobierno de la Ciudad de México) y que la incursión del Ejército era responsabilidad del comandante en jefe, que constitucionalmente es el Ejecutivo federal.

El saldo de la masacre en Tlatelolco fue de 30 muertos y 53 heridos graves, según la información de Excélsior del 4 de octubre de 1968. El 1 de septiembre de 1969, Díaz Ordaz, en su Quinto Informe de Gobierno dijo: “asumo íntegramente la responsabilidad personal, ética, social, jurídica, política, histórica, por las decisiones del gobierno en relación con los sucesos del año pasado”.

Diez días después de los hechos de la Plaza de las Tres Culturas iniciaron en Ciudad Universitaria los XIX Juegos Olímpicos México 68, en absoluta calma. Y terminaron igual.

LOS HALCONES, PANDILLA JUVENIL

El 10 de junio de 1971, en otra matanza de estudiantes, recordado como el Jueves de Corpus, o El Halconazo —Echeverría, que nació el 17 de enero de 1922 en el número 179 de la calle Querétaro de la colonia Roma, en la Ciudad de México–, era jefe del Ejecutivo federal, con absoluta autoridad sobre Alfonso Martínez Domínguez, jefe del Departamento del Distrito Federal (DDF), desde donde se creó y pagó al grupo paramilitar conocido como Los Halcones, aunque, según Echeverría, Los Halcones se crearon después del Movimiento Estudiantil de 68, en la administración del regente del DDF Alfonso Corona del Rosal, como un grupo preventivo ante distintos atentados detectados en la Ciudad de México.

En la información publicada el 11 de junio de 1971 como nota principal de Excélsior, se informó: “Marcha estudiantil frenada por grupos de choque; 6 muertos”. La nota, que fue una recopilación de información de diez reporteros, es una detallada crónica de los hechos de la manifestación que inició a las cinco de la tarde y narra paso a paso la refriega en Melchor Ocampo (actualmente Circuito Interior) y San Cosme. En una nota relativa, Alfonso Martínez Domínguez, regente del DDF, responsabilizó de los hechos a “grupos de diversas y encontradas tendencias políticas”.

Por estos hechos, Echeverría se comprometió a realizar una investigación, que nunca se supo en qué terminó, o si acaso alguna vez se realizó. La administración de Echeverría nunca responsabilizó a nadie penalmente.

En su biografía, Mis tiempos, publicada en 1988, el expresidente José López Portillo escribió que él y sus amigos, entre ellos Luis Echeverría, participaban en la colonia Del Valle, en una especie de pandilla a la que llamaban Los Halcones.

LA GUERRA SUCIA

Justo en los doce años en que Echeverría fue secretario de Gobernación y presidente de México, está la línea de tiempo en que operó la Guerra Sucia. Este operativo político-policiaco se encargó, con técnicas de persecución y tortura de escarmentar a los disidentes del gobierno, principalmente a los grupos estudiantiles del 68 y 71, y los grupos sociales que se radicalizaron y se convirtieron en grupos guerrilleros, a los que entonces el gobierno siempre dio trato de delincuentes.

A la mitad de su sexenio, en 1973, la mayor parte de los grupos guerrilleros que operaban en México se organizaron y dieron vida a la Liga Comunista 23 de Septiembre. Entre su estructura la Liga tenía un grupo llamado Brigada Roja.

Excélsior publicó en diciembre de 2007 un reportaje con los únicos testimonios de integrantes de la Brigada Blanca, una instancia político-policiaca-militar creada en el sexenio de Echeverría, en 1975, como respuesta a la operatividad de la Liga. Los exintegrantes de la Brigada Blanca dan fe de la orden de la Presidencia de la República para la creación de lo que oficialmente se llamaba Brigada Especial, que operó formalmente hasta 1983 y que en la persecución de los antagonistas gubernamentales dejó una estela de asesinatos y violaciones de los derechos humanos larga.

Durante la administración de Echeverría murieron Genaro Vázquez y Lucio Cabañas. Vázquez era líder de los maestros del estado de Guerrero; su muerte se registró el 2 de febrero de 1972 en un accidente automovilístico en una carretera de Michoacán, calificado como misterioso. Dos años después, el 2 de diciembre de 1974 Lucio Cabañas, murió en un enfrentamiento con militares. Cabañas y Vázquez eran líderes del Partido de Los Pobres.

Con el seudónimo de Mariano Escápite, el general Mario Arturo Acosta Chaparro —asesinado en calles de la Ciudad de México el 20 de abril de 2012–, reveló a

Excélsior en una plática en 2007, que siendo entonces mayor del Ejército pagó el entierro de su paisano, el guerrerense Lucio Cabañas, a quien persiguió por la sierra. Los restos de Cabañas fueron localizados en 2001 en un panteón de Atoyac, cuando sepultaban a una persona en la fosa ocupada por el guerrillero desde hacía 27 años.

En la historia de percusión gubernamental en contra los grupos guerrilleros está la masacre en una casa de seguridad de las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), organización que dio origen al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

El 14 de febrero de 1974, en la llamada Casa Grande de las FLN en Nepantla, Estado de México, 5 integrantes del grupo armado, que sigue hoy en operaciones, fueron asesinados. Entre ellos Deni Stock Prieto, una joven de 19 años, que es sobrina de Ignacio Carrillo Prieto, el fiscal que llevó a prisión domiciliaria a Echeverría en 2006.

GOLPE A EXCÉLSIOR

El 27 de diciembre de 1974, Echeverría elevó al Departamento de Turismo a rango de secretaria de Estado, la misma dependencia que en 2009, el presidente Felipe Calderón quiso desparecer, como medida de austeridad.

Tres años antes —continuando con un proceso que inició Díaz Ordaz—, el 10 de agosto de 1971, un decreto presidencial, publicado en el Diario Oficial de la Federación le da acta de nacimiento a Cancún, en el DOF considerado “isla Cancún”, en lo que aún era un territorio, no estado y que 50 años después es uno de los centros turísticos más importantes de México, con visitantes nacionales y extranjeros.

Augusto Gómez Villanueva, un político que sigue en actividad, es diputado federal de la LXV Legislatura –y fue señalado como presidenciable en 1975–, se convirtió en el primer secretario de la Reforma Agraria, cuando en 1975, el presidente Echeverría elevó a secretaria de estado al Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización.

Cinco meses antes del término de su mandato constitucional, el 8 de julio de 1976, hubo un cambio brusco en la dirección en el periódico

Excélsior. Echeverría ha sido señalado históricamente por ser quien auspició a un grupo de cooperativistas encabezados por Regino Díaz Redondo para destituir a Julio Scherer García y fraguar el llamado golpe a Excélsior.

El hecho provocó la salida de un nutrido grupo de periodistas de Excélsior, provocando la fundación de nuevos espacios como la revista Proceso y el diario Unomásuno, de Manuel Becerra Acosta, lo que multiplicó la oferta informativa en el país.

En La Presidencia Imperial, de Enrique Krauze, afirma que Proceso descubrió un plan de Echeverría para originar un boicot comercial en contra de Excélsior y así su gobierno lo podría salvar, como sucedió, con la publicación y el pago de toda la publicidad oficial, incluida la de los gobiernos de los estados.

DOS ORDENES DE APREHENSIÓN

En la historia de México, Luis Echeverría ha sido el único expresidente con dos órdenes de aprehensión, una el 30 de junio de 2006 y otra el 20 de noviembre de ese mismo año.

También el único exmandatario que durante dos años fue aprisionado domiciliariamente, sujeto a proceso penal, acusado de genocidio por los hechos del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco y el Halconazo del 10 de junio de 1971. Y que en los dos casos fue declarado inocente y absuelto de cualquier responsabilidad por un Tribunal Colegiado en 2009. El Comité 68, que por años fue encabezado por Raúl Álvarez Garín, un histórico de los hechos de Tlatelolco, sigue pidiendo justicia.

MUY CERCANO A LÓPEZ MATEOS

Desde la Oficialía Mayor de la SEP, el 29 de octubre de 1957, Echeverría saltó a la Oficialía Mayor del PRI, de cara a la elección presidencial que por ese partido compitió Adolfo López Mateos. “Modifica el PRI su cuadro y convoca a convención para el 15”, dice el título principal de Excélsior del 30 de octubre de 1957.

La nota firmada por Rogelio Cárdenas señala que, el PRI había restaurado su más alto cuadro directivo… “Dos fueron los personajes del alto mando del PRI que ocuparon ayer mismo sus respectivos cargos. Se trata del licenciado y diputado federal guanajuatense Rafael Corrales Ayala, designado secretario general y el licenciado Luis Echeverría, quien dejó la Oficialía Mayor de la Secretaria de Educación Pública, para ocupar la del partido, cargo que desempeñaba el señor Carlos Real”.

En esa misma primera plana del 30 de octubre de 1957 aparece una de las primeras fotografías públicas de Echeverría, con el pie: De Oficialía Mayor a Oficialía Mayor. Es el salto que da Luis Echeverría, de la SEP al Institucional.

De acuerdo con la entrevista de Echeverría con Jorge G. Castañeda, fue en su cargo en el PRI donde Echeverría se ganó la confianza de Adolfo López Mateos, a quien había conocido en el Senado.

Salvador Del Río, contó que la confianza de López Mateos se la ganó Echeverría ya que Corrales Ayala permanecía ausente mucho tiempo y el candidato presidencial se apoyaba en el Oficial Mayor priista.

Cuando López Mateos resultó electo presidente de México y asumió el 1 de diciembre de 1958, Echeverría fue designado subsecretario de Gobernación, a los 36 años. Cargó del que tomó posesión el 17 de diciembre de 1958.

De acuerdo al ejemplar de Excélsior del 18 de diciembre de 1958, en la página 26 se publicó una nota y una fotografía alusiva al nombramiento como subsecretario de Gobernación.

En la fotografía están el secretario de Gobernación, Gustavo Díaz Ordaz, estrechando la mano de su subsecretario, que tenía a cargo los asuntos de migración. En el acto, Díaz Ordaz dijo sobre Echeverría: “Se trata de un abogado que distingue a su profesión y ha desempeñado las funciones oficiales que se le han encomendado con entusiasmo y decisión”.

Echeverría dijo en esa toma de posesión como subsecretario: “Es una honra venir a colaborar con una persona de la capacidad, cualidades y patriotismo del señor licenciado Díaz Ordaz, respetado amigo mío…”

DÍAZ ORDAZ NI LO CONOCÍA

En La herencia, Echeverría reveló que no tenía ninguna relación con Díaz Ordaz, que lo había saludado una sola vez y que el titular de Gobernación ni se acordaba de él.

“Ya tenía dos semanas y media de haber tomado posesión el general (Alfonso) Corona del Rosal, como presidente del PRI y me habló a la Oficialía Mayor: “Suba abogado”. Yo estaba encantado, dije: “me voy a quedar trabajando en el partido, con el general Corona, con mi vieja admiración”, porque él había sido amigo de mi jefe, Sánchez Taboada… Subí y me indicó: “Váyase usted para Bucareli, lo felicito. Que sea para bien, lo va a recibir en este momento el secretario de Gobernación”. Me fui del PRI a Bucareli, me recibió el licenciado Díaz Ordaz, y me dijo: “Abogado, me ordena el señor presidente López Mateos que lo invité a ser subsecretario”. Me dijo con toda claridad “me ordena”.

Con la representación del presidente López Mateos, Echeverría fue al segundo informe de gobierno del gobernador de Puebla, Fausto Manuel Ortega, el 15 de enero 1959, según consta en el ejemplar de Excélsior, publicado el 17 de enero de 1959, en la página 13.

Con la misma representación presidencial, el 28 de julio de 1959 fue al puerto de Veracruz a conmemorar la expedición de la Ley del Registro Civil, formulada por el gobierno de Benito Juárez.

El 1 de abril de 1960 representó al presidente en el informe de gobierno del gobernador de Guerrero, Raúl Caballero Aburto y contestó el informe.

En agosto de 1960 estuvo en Londres como representante del gobierno de México ante el segundo congreso sobre la prevención social y tratamiento del delincuente.

En 1963, el 15 de septiembre, Echeverría pronunció un discurso en San Francisco, California, en el cual enalteció la memoria de los próceres de la Independencia de México. En el acto, según la nota informativa publicada en Excélsior, el alcalde de San Francisco, Jorge Christofer le entregó las llaves de la ciudad a Echeverría, y en reciprocidad, el funcionario mexicano le regaló una charola de plata.

Al iniciarse la campaña presidencial de Gustavo Díaz Ordaz, en noviembre de 1963, Echeverría fue designado encargado del despacho en la secretaria de Gobernación.

Sin ninguna relación de amistad durante el tiempo que trabajaron juntos en Gobernación, un buen día, según le dijo Echeverría a Castañeda, llegó Díaz Ordaz y le anunció: “Abogado, me voy de candidato; se queda usted de secretario encargado del despacho mientras decide el señor presidente”.

En el cargo permaneció hasta el fin de la administración del presidente López Mateos. El 1 de diciembre de 1964, Día Ordaz lo nombró secretario de Gobernación.

En las elecciones del 5 de julio de 1970 Echeverría fue candidato del PRI, PARM y PPS, su oponente panista fue Efraín González Morfín. Echeverría reconoció que Díaz Ordaz estuvo a punto de cambiarlo como candidato presidencial por Alfonso Martínez Domínguez, porque no le gustó su campaña.

De hecho, el detalle que más molestó al presidente Díaz Ordaz ocurrió en Morelia, cuando en un acto en la Universidad Nicolaíta, según la nota de Excélsior, Echeverría había pedido tribuna libre. Después de cinco jóvenes oradores, habló Echeverría. Concluyó su discurso y cuando iba hacia los pasillos de la Universidad Nicolaíta, un estudiante trepó a la tribuna y pidió un minuto de silencio por los muertos de Tlatelolco.

Como candidato presidencial, según la crónica de Guillermo Ochoa, publicada en Excélsior el 2 de diciembre de 1970, Echeverría recorrió 56 mil kilómetros por el país. El 22 de septiembre de 1970, el Congreso, erigido en Colegio Electoral, declaró válida la elección. Y desde entonces no volvió a cruzar palabra con el expresidente Díaz Ordaz que murió el 15 de julio de 1979.

DECLARÓ ANTE EL MP

El 4 de agosto de 2002, el periodista Jorge Fernández Menéndez, publicó en Milenio Semanal un reportaje en el cual revelaba que en el secuestro y asesinato del empresario regiomontano Eugenio Garza Sada, ocurrido el 17 de septiembre de 1973, el gobierno de Echeverría había sido avisado año y medio antes, de lo que planeaban integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre y no hizo nada para detener el atentado.

La investigación de Fernández Menéndez, que en 2006 se convirtió en el libro Nadie supo nada, la verdadera historia del asesinato de Eugenio Garza Sada y actualmente columnista de

Excélsior, se basó en documentos desclasificados de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), con motivo de los trabajos de la FEMOSPP.

El documento de la DFS desclasificado, titulado “Planes de secuestro de los industriales Eugenio Garza Sada y Alejandro Garza Lagüera”, está fechado el 22 de febrero de 1972.

La tesis de Fernández Menéndez sobre el asesinato del fundador de Grupo Monterrey se basa en el enfrentamiento que Echeverría y Garza Sada tuvieron por la compra de la Cadena García Valseca, organización editora de periódicos.

En la información publicada por este diario el 18 de septiembre de 1972, da cuenta del hecho y en una nota se informó que el presidente Echeverría había nombrado al secretario de Industria y Comercio, Carlos Torres Manzo, como su representante en el sepelio de Garza Sada.

Sin embargo, en la edición del día siguiente, una fotografía muestra a Echeverría caminando en el cortejo fúnebre del empresario. Y la nota de Víctor Payán, enviado de Excélsior inicia así: “Después de señalar su disgusto por el asesinato del industrial neolonés Eugenio Garza Sada; sacrificado por un grupo de fanáticos o enajenados”, el presidente Echeverría lo puso como ejemplo del progreso de esta entidad y dijo que “aquí los industriales no han vendido negocios a capitales extranjeros y sí se han reafirmado los intereses nacionales”.

Echeverría tuvo que declarar ante el Ministerio Público por los casos de Tlatelolco y el Halconazo, y luego en 2006 se abrió un proceso en su contra por genocidio, que lo llevó a enfrentar prisión domiciliaria. El juicio terminó en 2009, cuando un tribunal federal decretó libertad absoluta y lo exoneró de los cargos de genocidio.

Convertido en el primer expresidente de México en recibir un auto de formal prisión y permanecer en prisión domiciliaria, Echeverría ha pasado los últimos años de su vida en su domicilio de San Jerónimo Lídice —a donde llegó a vivir desde 1955, cuando no había ni Periférico para llegar a esa zona de la Ciudad de México y donde la familia Echeverría-Zuno tenía una granja que daba servicio a la comunidad—, con esporádicos viajes a Cuernavaca o a Ixtapa-Zihuatanejo.

La aparente tranquilidad en la que vivía Echeverría no se rompió solamente por las denuncias penales de hechos del siglo pasado que los persiguieron hasta el siglo XXI.

La primera fue en 1983. Ese año murió su hijo Rodolfo Echeverría Zuno, a la edad de 31 años. Apareció ahogado en una alberca, cuando se perfilaba para ser el heredero político de entre los ocho hijos —Luis Vicente, María del Carmen, Álvaro, María Esther, Rodolfo, Pablo, Benito y Adolfo— que Echeverría procreó con María Esther Zuno Arce.

Otra sacudida ocurrió en 1995. Ese fue un enfrentamiento que Echeverría tuvo con el entonces también ya ex presidente de México, Carlos Salinas de Gortari. Con ganas de retomar un papel protagónico en la política nacional, en septiembre de ese año, Echeverría acusó a Salinas de la crisis económica del país y de haber querido buscar una relección.

Salinas se defendió de los dichos de Echeverría y lo acusó de ser el coordinador de un grupo de políticos que habían sido sus colaboradores y que arremetían en su contra. Fue entonces cuando Echeverría acuñó la frase: “No coordino a nadie, ni a mis nietos”.

El 19 de mayo de 2020, cuando la pandemia arreciaba Álvaro Echeverría Zuno fue encontrado sin vida, al parecer por suicidio, en una casa de Cuernavaca, Morelos. Según algunas versiones, el expresidente no había sido informado del hecho, dada su avanzada edad.

“QUIERO SER PRESIDENTE”

Mauricio González de la Garza, escritor y editorialista de Excélsior a finales de los setenta y principios de los ochenta y que tenía una columna llamada Mauricio Dice, publicó en 1981 el libro Última llamada. En la página 295 escribió que Margarita Michelena, otra escritora, contaba que Luis Echeverría solía decir desde su adolescencia “yo quiero ser Presidente de México”.

Una de las mayores desgracias en la vida del expresidente Echeverría fue justamente el fallecimiento de doña María Esther. Prueba del fervor que Echeverría le ha tenido a su esposa muerta –a consecuencia de complicaciones de diabetes–, es que el expresidente de México tiene junto a él, en su recámara una efigie de doña María Esther, contó alguna vez el abogado Juan Velázquez.

Sobre la gran intranquilidad que Echeverría vivió al ser procesado penalmente, Velázquez comentó:

“Fue muy pesado, porque durante todo ese proceso que duró varios años, don Luis estuvo en aprisionamiento domiciliario, claro no fue de a tiro carcelario, pero el dicho ‘la jaula, aunque sea de oro, jaula se queda’, es real. Sin embargo, don Luis enfrentó esa historia con enorme dignidad. Con el absoluto convencimiento de que sería absuelto”.

El abogado de Echeverría contó que durante los tres años que defendió ese caso veía constantemente al expresidente. “Lo mantenía informado, todavía más me preguntaba; le explicaba mis alegatos, mis defensas. Afortunadamente me tuvo la confianza suficiente para que, no obstante, todos los traspiés que fueron sucediendo pues me mantuviera como abogado para al final de cuentas conseguir la absolución”.