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MAÑANITAS DE ABRIL/EFRÉN MIRELES ESTENS

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Una tradición lagunera que tiene altibajos en su vigencia, son las mañanitas de abril en Torreón. Con la intención de abundar en el tema, hagamos una indagación por Lerdo, población mayor en existencia que Torreón, pasaremos por Gómez Palacio, e iremos a dar a Zacatecas, lugar de origen de muchos laguneros por adopción. Y encontramos que se trata de una costumbre que contó con vida propia en La Laguna, que se inició en Lerdo, pasó a Gómez Palacio y Torreón, con posible nacimiento en Zacatecas.

Sin embargo, tuvieron su propia característica en cada lugar, en Zacatecas fueron predominantemente paseos musicales, con todo y “tamborazo”, en Lerdo y Gómez, el ambiente predominante era de paseos familiares y de amigos juveniles, disfrutando el clima primaveral y en Torreón, igual a Gómez y Lerdo, pero eventualmente combinado con alguna actividad deportiva.

La información recabada nos remonta al año de 1896 en la “Alameda J. Trinidad García de la Cadena” de la ciudad de Zacatecas como el primer lugar y año, donde se realizaron las mañanitas de abril. Sin señalar las etapas en los tiempos de permanencia, pero que en el año 2001 y 2016, la Dirección de Arte y Cultura del municipio de Zacatecas ya las llama “Serenatas de abril”.

En los inicios se les llamaba: “Mañanitas de abril”, iniciaban a las 6 de la mañana, con música de banda zacatecana en la alameda, después, para fomentar la asistencia familiar las cambiaron a las 6 de la tarde y les llamaron “Tardecitas de abril” y más recientemente, este siglo XXI, les llamaron “Serenas de abril”, de 7 a 8 de la tarde-noche

Señalado ese antecedente, ubiquémonos en La Laguna.

El Ingeniero Miguel Ángel Cano, habitante y oriundo de Lerdo, de edad sesentona, joven aun, me comenta que él recuerda haber visto una fotografía de principios del siglo XX, de una pareja que iba en bicicleta a las “Mañanitas de abril “al “Parque Victoria” de Lerdo, el caballero con bombín, guantes y polainas, y la dama, con sombrero de ala ancha y guantes. Pero en años posteriores ya le tocó ver grupos numerosos de jóvenes caminando alrededor del parque, en un sentido los hombres y en el contrario las jovencitas. También recuerda que, por la carretera angosta de aquel tiempo, en lo que ahora es el Bulevar Alemán, llegaban grupos de gomezpalatinos a las mañanitas de abril en el parque.

Adicionalmente, o al margen, dice Mike, orgulloso de su tierra, que también recuerda, que todo el año, no solamente en abril, los “amanecidos” de las fiestas de Torreón, por los años setenta, se iban al menudo del mercado de Lerdo, costumbre que algunas personas todavía realizan los sábados y domingos. Eso es otro tipo de “Mañanitas”.

El Doctor Javier Carlos Cabral, que su edad anda en el límite inferior de octogenario, hombre maduro, orgulloso y feliz, comenta que en sus años de niño, llegando a joven, iba al “Parque Morelos” de Gómez Palacio en el mes de abril, acompañado de sus hermanas mayores y de algunas amigas de ellas, que así veía muchos grupos juveniles, algunos, acompañados de adultos jóvenes, de entre 5 y 10 personas, pero muchos grupos. Recuerda también que eventualmente recorrían, como otros también lo hacían, el paseo a Lerdo, siguiendo el curso de la vía del tranvía o de la angosta carretera que existió, colindante con la acequia lateral al “Vivero de Lerdo”, todo lleno de frondosos álamos y eucaliptos.

Y ya, de tiempos más recientes hablemos de Torreón, intensión original de este escrito.

Respecto a la plaza principal, originalmente llamada “2 de abril”, no existe ninguna referencia de que fuera lugar de celebración de las mañanitas de abril, en la alameda Zaragoza sí se dio el fenómeno, por grupos de jóvenes que Vivian en las casas cercanas al área verde de 6 hectáreas, donde predominaban los fresnos, sin llegar a ser tumultuosa la asistencia. Lo fuerte de las mañanitas de abril, en Torreón, se dio en el bosque Venustiano Carranza, con 21 hectáreas de árboles, predominantemente casuarinas y con una área de influencia mucho más extensa por lo que los grupos juveniles que asistían eran numéricamente notables, sobre todo en los años cincuenta y sesenta, tiempo en que los árboles, plantados a finales de los años treinta, ya ofrecían un agradable entorno.

En lo personal, quien esto escribe, rondando actualmente la mediación de los setenta años, puedo mencionar dos referencias:

Primero: Viviendo a cinco cuadras del “Bosque Venustiano Carranza”, recién pasando mis primeros 15 abriles, a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, formando parte de un grupo de aproximadamente 10 o 12 niñas y niños, donde había una inquieta y activa muchachita, llamada Malena Carrillo, acordamos ir a las mañanitas de abril al Bosque Venustiano Carranza.

Menciono a Malena, porque era la encargada de despertarme a las 6 de la mañana, jalando un cordón de ixtle que, en la noche, antes de dormirme, yo amaraba a la reja de la cochera de mi casa y el otro extremo a uno de los tobillos de mis pies; eficiente despertador.

Ya en el bosque el encuentro era con muchos grupos de igual o mayor tamaño y edad, cada quien hacía sus propias actividades, desde caminar, correr, o aprovechando las canchas, jugar volibol o básquet bol, algunos llevaban patines y uno que otro en bicicleta, también había grupos de gimnasia o con instrumentos musicales que se sentaban a tocar y cantar.

La cantidad de personas que durante una hora aproximadamente disfrutaban del clima agradable al inicio de la primavera era muy numeroso, activo y alegre.

Segundo: De 1987 a 1990, ya posando los 40 abriles de edad, ya viejo, tuve la afortunada oportunidad de coordinar las labores del “Patronato del Bosque Venustiano Carranza” y desde el primer año, a la par de labores de limpieza y reforestación, iniciamos festejos de atracción y recreación para la comunidad.

En coordinación con la Cámara de Comercio y Foad Mansur Núñez (QEPD) presidiéndola, con el apoyo de la Secretaría de Turismo del estado de Coahuila y de dos presidentes municipales, Manlio F. Gómez Uranga (QEPD) y Heriberto Ramos Salas, organizamos las “Fiestas de Primavera”, que tuvieron una respuesta popular asombrosa, con asistencia desde que se abría el bosque a las 5 de la mañana, hasta que se cerraba, a las 10 de la noche.

En esa época predominó la actividad de caminar, trotar y correr, perimetralmente en el bosque o en sus andadores interiores. De ahí surgieron los creadores del Maratón Lala, principalmente don Germán González Navarro, quien asistía diariamente, acompañado de varias de sus familiares.

No mencionaré cifras de asistencia en esas “Mañanitas” y “fiestas de Primavera”, para no hacer este escrito sea presuntuoso, pretensión ajena a mi intención. Solo diré que los fines de semana de abril, superaba varios miles de personas la asistencia, en el año de 1989.

Hasta aquí será mi mención directa al título de este artículo, solo mencionaré, para terminar, por asociación de palabras que las “Mañanitas”, como canción, la cantamos los mexicanos en las celebraciones de cumpleaños, no importa a qué hora sea el festejo, en otros países tienen su forma especial de felicitar a quien cumpla años de vida, pero “Las Mañanitas”, en México, se cantan, aunque sea de tarde o noche.

¡Felicidades! a quienes cumplieron años en abril.