Inicio COLUMNISTAS SE APAGO UNA LUZ QUE IRRADIABA ALEGRIA:HIGINIO ESPARZA RAMÍREZ/JESUS M. MORENO MEJÍA

SE APAGO UNA LUZ QUE IRRADIABA ALEGRIA:HIGINIO ESPARZA RAMÍREZ/JESUS M. MORENO MEJÍA

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“No es posible olvidar

las impresiones gentiles en

la memoria, son indelebles.”

Thomas de Quincy.

Obtuvo el merecimiento de la mejor Columna dentro del Premio Estatal de Periodismo (PEP) Coahuila 2022, por su trabajo titulado “Torreón y su Centro Comercial”, más sin embargo no se enteró de ese resultado, pues la luz que irradiaba en sus escritos dejó de brillar a causa de un coágulo en su cerebro.

Nos referimos al inolvidable compañero reportero lagunero, Higinio Esparza Ramírez, con más de 65 años de trayectoria periodística, dentro de los cuales 45 años los dedicó ininterrumpidamente a laborar en El Siglo de Torreón, para luego dedicarse a escribir de manera independiente a partir del año 2001, si bien hace pocos años fue llamado a colaborar con su columna “Anécdotas” en el propio periódico regional.Como reportero destacó con trabajos surgidos en el devenir de la vida y las circunstancias, especialmente en hechos ocurridos en La Laguna de Durango, dado que sus fuentes informativas eran las de las vecinas ciudades de Gómez Palacio y Lerdo, Dgo., publicadas en El Siglo de Torreón.

En abril de 2001, dicho diario decidió prescindir de los reporteros más antiguos: Higinio Esparza Ramírez, Rodrigo Caballero Contreras (+) y quien esto escribe, por considerarse que deberíamos dar paso a las nuevas generaciones surgidas de las universidades.

Fue entonces que se convirtió, por un corto tiempo, corresponsal del periódico “Victoria”, de la ciudad de Durango, para luego revelarse como redactor de cuentos y anécdotas, con mucho ingenio, con animación y en ocasiones con singular fantasía en lo que escribía. Participó en 2015 en el VII Concurso Nacional Literario, organizado por la Secretaría de Marina y Armada de México, obteniendo el primer lugar dentro del género de cuento, por el estado de Durango, con su trabajo titulado “Mares de Ensueño”.

 Su columna periodística inicial la tituló, “Añoranzas”, misma que fue publicada en diferentes medios impresos de Torreón, entre ellos en “Noticias de El Sol de La Laguna”, “Extra de La Laguna”, PROGRESO, pero en los últimos años cambió el nombre por “Anécdotas”, apareciendo en la que fue su casa editora durante 45 años, “El Siglo de Torreón”, así como en “El Periódico de Saltillo”, abordando diferentes temas, a cuál más de alegres y ágiles en su lectura.

El Gobierno de Durango también le reconoció su valía como periodista, dado que era considerado duranguense por adopción, pues como se dijo anteriormente sus fuentes informativas fueron por muchos años las de la Región Lagunera de Durango, pero también por radicar desde hace tiempo en Gómez Palacio, Dgo.

Los compañeros del gremio siempre lo reconocieron como un colega alegre y amistoso con todos, y por ser decano del periodismo en La Laguna le fueron concedidos sendos reconocimientos a su persona; la más reciente fue por parte del colectivo de comunicadores de la Región Lagunera, “Voces Irritilas”.

En lo particular lo estimé como un amigo muy especial, por los años que convivimos en la misma sala de redacción, así como por las frecuentes reuniones en las que coincidimos; además, creo haber sido correspondido con su amistad, al grado de involucrarme en sus textos, muchas veces sin razón alguna, pero siempre amablemente y en ocasiones con merecimientos que no me correspondían.

Dado lo anterior, al enterarme de su fallecimiento, ocurrido once días después de haber entrado en coma, y por lo tanto totalmente inconsciente, me vinieron a la memoria unos versos de una composición poético-musical de Alberto Cortés, que a la letra dicen:

“Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo. // Cuando un amigo se va, queda un tizón encendido, que no se puede apagar ni con las aguas de un río”. “Cuando un amigo se va, galopando su destino, empieza el alma a vibrar, porque se llena de frío. // Cuando un amigo se va, se queda un árbol caído, que ya no vuelve a brotar, porque el viento lo ha vencido”.

La revista PROGRESO brinda una sincera despedida a su colaborador, Higinio Esparza Ramírez, por este conducto, en la convicción de que ya se encuentra en la Mansión Celestial, por haber sido un hombre bueno en todos los sentidos, pues supo cumplir con su familia y su trabajo.

¡Hasta la próxima…Higinio!

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