Con el fallecimiento del doctor Manuel Terán Lira, el pasado 24 de julio, hemos leído en los medios de comunicación una serie de remembranzas y comentarios sobre su vida, trabajo y personalidad. Han sido generalmente aceptados y ello testimonia la popularidad que en su época de comunicador llegó a tener.
Lo mismo escribía artículos periodísticos, folletos, pequeños libros y la revista “Revolución” que presentaba su programa televisivo en el canal 9 local. Tenía amplia cubertura regional.
Era físicamente un ciclista y corredor incansable. Su actividad la iniciaba muy temprano y fue de carácter alegre, dispuesto siempre a defender las causas populares y sobre todo su ideología sobre la Revolución Mexicana. Algunas de sus posiciones le generaron conflictos y enfrentamientos con personas cuyas expresiones y puntos de vista eran muy diferentes a los suyos. Su postura antagónica en ocasiones causaba polémicas.
En ese marco podemos decir que fue un hombre de filias y fobias, muy bien definidas con sus respectivos grupos de aceptación y rechazo. Pero sin duda, numéricamente hablando, sus simpatizantes superaron con creces a sus críticos.
Quienes ya escribieron en estos días, sobre la vida y trayectoria del doctor Terán, nos han permitido recordar acciones o anécdotas que mucha gente de La Laguna le conoció o vivieron con él.
En lo particular, quiero referirme a dos actividades que emprendimos juntos y que considero importantes para la historia de Torreón.
La primera es su colaboración entusiasta que aportó al Patronato del Bosque Venustiano Carranza del año de 1986 a 1990. Esta tarea consistió en la promoción de actividades de rescate de áreas verdes y en la creación de un refugio zoológico dentro del parque, para dar asilo y protección a animales de diversas especies, cuyos dueños no los podían atender en sus casas.
La muestra zoológica se integró gracias a valiosos comentarios pronunciados por el doctor Terán, en su programa de televisión, pidiendo apoyo para el cuidado de animales. Así se fueron recibiendo tortugas, halcones, venados, palomas, pavorreales y otras especies a las que se les acondicionaron áreas de control con movilidad, agua y comida, llegando a ser un atractivo educativo para la comunidad lagunera.
Este sitio, además de ser visitado por familias que paseaban en el bosque sobre todo los sábados y domingos, también era visitado entre semana por grupos de niños de escuelas primarias y de jardines de niños acompañados de sus maestros.
Cuando se hicieron las “Fiestas de Primavera”, en 1988, se llegaron a tener más de 50,000 asistentes en una semana. Los atractivos fueron las mejoras hechas a las instalaciones del Bosque, destacaron las realizadas en los juegos infantiles y en el zoológico.
Ese patronato recibió el bosque en condiciones muy deplorables en cuanto a su mantenimiento y seguridad, acudían deportistas y algunos paseantes, pero también ingresaban malvivientes y parejas que hacían indebido uso del mismo. La asistencia de familias con niños era escasa. El cambio para mejorarlo fue notable. Se iniciaron labores de riego, limpieza y vigilancia.
Cada uno de los miembros del patronato desarrolló su mejor esfuerzo para el logro de esos trabajos en beneficio de la población lagunera, pero en lo que toca a la creación y mantenimiento de la muestra zoológica, el mérito principal fue del doctor Terán Lira. Lo respaldó con entusiasmo el médico veterinario Rolando Albores García, ambos lograron un acopio de ejemplares zoológicos que fueron bien atendidos, los paseantes veían con agrado estas actividades.
Desafortunadamente, una administración municipal posterior, se encargó de desmantelar esa muestra zoológica entregando los animales a particulares que, “tal vez”, los iban a alimentar mejor, pero los disfrutaron en sus fincas.
