“La mayor parte de
nuestros errores vienen
de lo que imaginamos.”
George Clemenceau
Sólo faltaba la aprobación del Senado de la República para anular el Horario de Verano en México, al menos hasta el momento de redactar lo que usted lee, si bien los diputados federales previamente acordaron derogar el decreto de cambio de horario, vigente desde 1996 en nuestro país.
En tal caso, previo retraso de una hora a nuestros relojes, estaremos ahora en el horario natural que se ha llevaba en el país hace 27 años atrás, mismo que algunos compañeros articulistas denominan de manera errónea el “horario de Dios”, pues éste es el que cientos de comunidades indígenas consideran es el que rige el tiempo transcurrido entre el día y la noche, (madrugada, mañana, tarde y noche), sin tomar en cuenta las horas de los relojes, mecánicos o electrónicos.
Todavía hoy en día se sigue debatiendo si está bien volver al horario natural, tomando en cuenta los intereses personales de cada quien o de cada empresa o institución, ya que hay quienes opinan que deberíamos seguir rigiéndonos conforme a los acuerdos internacionales en materia comercial, por vivir en un mundo globalizado, o sea con los cambios de horarios de acuerdo a los husos horarios del globo terráqueo, pues en cada lugar sale y se pone el sol a diferentes horas en relación con otros lugares.
Sin embargo, una mayoría de compatriotas insiste en que los cambios de horario traen consigo irritabilidad, somnolencia, malestares diversos en su salud e incluso una menor productividad económica.
El Gobierno Federal, desde 1996, estuvo insistiendo que había ahorro de energía eléctrica mediante el cambio de horario, al aprovecharse la luz solar, lo que siempre fue negado por muchos ciudadanos, pues dicho ahorro no se veía reflejado en las facturas bimestrales de consumo eléctrico.
Hace unas semanas el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, reconoció que el ahorro era mínimo en la generación de energía eléctrica, añadiendo que “si el pueblo demandaba que ya no hubiera cambio de horario, por resultarle perjudicial para su salud”, solicitaría al Congreso de la Unión anular el decreto que establecía el cambio de horario.
En el vecino país del norte se rigen por cuatro diferentes horarios en su masa continental (H. del Este, H. Central, H. de la Montaña y H. del Pacífico) mismos que afectan comercialmente a las diferentes sectores de México (Zona Noroeste, Baja California Norte; Zona Pacífico, que comprende los estados de Baja California Sur, Sonora, Chihuahua, Sinaloa y Nayarit; Zona Centro, comprendiendo el resto de los estados del país, y la Zona Sureste, que sólo incluye a Quintana Roo).
Ahora, al derogarse el cambio de horario, la situación comercial y financiera entre ambas naciones originará un caos en sus relaciones en materia de tiempos y movimientos, y es precisamente lo que defienden quienes dicen no estar de acuerdo con volver al horario estándar del siglo pasado.
De acuerdo con el actual Horario de Verano, que estuvo vigente hasta la noche del sábado 29 de octubre, debieron retrasar 60 minutos los relojes, a fin de amanecer el domingo 30 del propio mes con el horario regular (anteriormente denominado Horario de Invierno) a partir de esa fecha.
Desde el particular punto de vista del autor de esta colaboración, nos deberíamos regir por nuestro Reloj Biológico, para ir a dormir al sentir sueño y levantarnos cuando despertemos de manera natural, pero eso queda sólo a quienes ya tenemos nuestros años y no tenemos el compromiso de irnos al trabajo contratado con una empresa, institución financiera o de otra índole, por no tener la costumbre de desvelarnos frente a una pantalla de TV o un aparato electrónico hasta altas horas de la noche o la madrugada.
Sin embargo, reconozco, no es el caso de la enorme mayoría de los compatriotas, pues cada quien tiene sus gustos y necesidades. Es por ello, que cada quien debe adaptarse a sus tiempos y circunstancias, ya sea con los cambios de horarios que hayan sido decretado por las autoridades federales.
¡Hasta la próxima!