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A LA BÁSCULA

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Bolas el engrudo

Julián Parra Ibarra

Dicen los estudiosos de la materia que detrás de la personalidad de una persona controladora se esconde el miedo a la incertidumbre, y se revela la inseguridad que pretende obtener a través de crear sus propias normas, y el control que trata de imponer. Que lo hace por ansiedad porque cree que, si no mantienen un dominio de todo, las cosas se van a salir de control, pero para sí mismos. Es un trastorno de la personalidad.

Sobre todo en el ámbito de la vida pública, estos especímenes suelen abundar, y cuando tienen poder, quieren tenerlo controlado todo, imponiendo sus ideas, sus puntos de vista, y en muchos de los casos ni siquiera son capaces de escuchar, no hay otra opinión que la suya, y todas las decisiones que se tomen en su entorno son las que ellos imponen.

Buscan tener el control de todo y de todos en un solo puño, aprietan con fuerza cada vez más desmedida, y en muchas de las ocasiones tanta presión termina por hacerles estallar ese supuesto control como un petardo dentro del puño.

No sé si al final del día termine así, por estallarle en el puño el petardo por tanta presión que ejerce y el control que trata de imponer, pero da la impresión que lo que está ocurriendo tanto en el adelantadísimo proceso de la sucesión presidencial, pero sobre todo al interior del partido oficial, que podría terminar por revertírsele a Andrés Manuel López Obrador, que quiere tener el control de todo, de la definición de la lista de quienes pueden y quienes no, participar en el proceso para definir el candidato de Morena a la Presidencia de la República, y ya empiezan a darse las primeras voces disonantes por tanta arrogancia, soberbia e imposiciones.

El principal inquilino de Palacio Nacional, quiere ser quien defina –y nadie más- la lista de los que pueden aspirar a competir por alguna de las ocho gubernaturas que estarán en juego en las elecciones concurrentes con las presidenciales; quiénes pueden participar en el juego para competir por una senaduría, una diputación federal, y hasta los que quienes buscarán una curul en los congresos locales, y los que aspiran a ser presidentes municipales. Que no se mueva la hoja de un árbol si él no lo aprueba o autoriza, pues. En todo el país.

Serán poco más de los dos mil puestos los que estarán en juego en la misma jornada de la elección presidencial, y por tanto son muchos, muchísimos los movimientos que se habrán de realizar en tablero político en todo el territorio nacional. Lo hemos comentado en este mismo espacio, hay gobernadores que quieren ser senadores o diputados federales en busca de protegerse con un fuero por aquello de las recochinas dudas, funcionarios que quieren ser gobernadores y así sucesivamente, y es prácticamente imposible mantener un control sobre todo y sobre todos. Y ya se empieza a generar ruido.

La ex presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky ha empezado a levantar la voz cuando le aplicaron el ‘derecho de admisión’ al levantar la mano –a destiempo, dice Mario Delgado- para ser considerada como ‘corcholata’; Eduardo Ramírez Aguilar quien recibió la estafeta de Ricardo Monreal en el Senado de la República, no bien acaba de tomar posesión, cuando ya dijo que va a solicitar licencia porque va en busca de la candidatura al gobierno de Chiapas, cuando todo parece que ese ‘premio’ ya se lo tenían reservado a Zoé Robledo, director del IMSS y uno de los muy poquísimos funcionarios del actual gobierno federal, que ha demostrado capacidad, responsabilidad y compromiso. Discreto y eficiente, se le podría calificar.

Las diferencias entre ‘corcholatas’ se empiezan a exhibir, el video en el que Claudia Sheinbaum le reclama a Alfonso Durazo durante el Consejo Nacional de Morena, que los seguidores de Marcelo Ebrard la acosaron a la entrada al recinto, y que el ahora ex canciller y el Senador con licencia, Ricardo Monreal, incumplieron con el acuerdo de un llevar porras. Pero todos empiezan ya a llenar de publicidad sobre todo la capital, pero también en las entidades.

Pero cómo les piden a todos los aspirantes morenistas, al puesto que sea de los más de dos mil que estarán en disputa que respeten reglas, normas, lineamientos si todos, todos desde el Presidente, están actuando al margen de la ley, pisoteando la Constitución, imponiendo sus propias reglas, sus propios tiempos y hasta la terminología que vienen utilizando. Que no es una precampaña, dicen, que no es para elegir al candidato sino al defensor de la (mal llamada) cuarta transformación y por tanto no respetan los tiempos y las formas oficiales, que marca la ley, que establece la Constitución.

Es tanto el control que se quiere tener, tantos movimientos en el tablero político nacional, tanto lo que se quiere apretar en un puño que, insisto, les puede tronar como petardo en las manos.

Esto todavía ni siquiera empieza, y ya hay visos de rebeldías y seguir los caminos que ya anduvo el líder en su larguísimo camino para llegar a la Presidencia. Aguas, porque pareciera que todavía no arrancan ni su propia campaña, y ya se está empezando a hacer bolas el engrudo.

laotraplana@gmail.com

@JulianParraIba